Amanece tan encapotado que la lluvia puede despertar de golpe en cualquier momento. Buscamos un bar en cuya pizarra anunciaban ayer desayunos con churros. Lo encontramos... pero una hora antes de que empiecen a freirlos. No nos queda más remedio que volver, arrepentidos de nuestra infidelidad, al bar de nuestra Pousada.
Una siesta con edredón consigue que el frio y el viento cuchillero de la mañana se vean muy lejooooooooooos...
Con tiempo por delante vamos a la misa del peregrino en la Parroquia de Santiago donde su joven rector, otro Santiago, confiesa, canta y bien, predica, celebra Misa y reune a los peregrinos transeuntes para impartirnos una calidísima bendición. Andaluces, aragoneses, catalanes y navarros, un inglés y un aleman encontramos amparo seguro bajo el Apostol del retablo que domina con firmeza a su encabritado caballo. Entre tan variada tropa el sacerdote solicita un voluntario que se anime a entonar a la Virgen una canción de su tierra. Mariano, asumiendo con natural autoridad la representación de todos, se vacía en un apoteósico "Salve Madre" que acabamos coreando propios y extraños. (Al día siguiente, otra vez en el Camino, una admiradora se acercará a nuestro tenor a expresarle su extasiado agradecimiento)
Cena ligera en el hotel y parrafada larga con un joven matrimonio navarro. Recorren el Camino movidos por convicciones espirituales profundas no reñidas con su gastronómico hobby de gourmets.
Minutos después ya la han reconocido cuidadosamente, le han tomado la tensión ocular y la arterial y la han dado de alta, con dos recetas gratuitas en el bolsillo.
En María Rosa estas cosas pertenecen a la ordinaria administración.
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...cuando, horas después, ya estoy en el tercer sueño oigo dulcemente la ronca megafonía del PAC, a 20 Kms. de distancia, llamando una y otra vez a María Rosa...
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Con la loable intención de llegar a la solemne Misa del Peregrino, con probable botafumeiro incluido, nos levantamos a las 6,30 y, sin perdonar la contundencia del desayuno tradicional, nos ponemos pronto a andar.
Aunque no llueve no deja de amenazar.
Hay muchas más subidas de las que esperábamos y el trayecto, a través de una naturaleza más domesticada, se nos va haciendo largo. En Monte do Gozo, donde ya nos espera Mariano, comprendemos que no vamos a llegar a tiempo y disolvemos la prisa en el habitual cafelito, esta vez a deliciosa cámara lenta.
Me viene al encuentro un excompañero de trabajo que, con un amigo, han acabado la ruta jacobea. Después de haberse pateado en 33 jornadas los 735 Kms. que les separan de Roncesvalles han conseguido anticipar en dos días su fecha prevista de llegada. Sin coche de apoyo y con pesadas mochilas el esfuerzo, que ha dejado medio cojo a mi amigo, ha sido potente. Ampollas y colitis se han alternado para amenizarles tan largo periplo. Pero llegar a la meta con 48 horas de anticipación ha resultado una gesta inutil ya que Spanair se ha negado a cambiarles la fecha de vuelo. Dos días en stand by es para ellos el sobreprecio del low cost.
Santiago está de fiesta y así piensa seguir hasta que acabe este Xacobeo 2010. La crisis económica que monopoliza los telediarios del mundo global no se ve aquí por ninguna parte. Bares, tiendas, restaurantes, calles... todo está alegremente lleno. Nos las vemos y nos las deseamos para conseguir que nos den mesa en un restaurante en el que, una vez aposentados, agotan en cruel espera, nuestras cuatro paciencias. Pero al final podemos meter el diente a un almuerzo atlántico que se inicia con percebes, navajas y otras fruslerías menores que nos reconcilian con el mundo.
Nos alojamos en un hotel antigüo y un tanto desangelado pero situado en el mismo ombligo de la ciudad turística. Santiago está preciosa.
En el tam tam del Camino (también en el movil de Mari Carmen) hemos oido que hoy ha tomado la ciudad una peregrinación militar para la que está prevista una Misa solemne a las 6 y allá nos dirigimos. En la Plaza del Obradoiro una ola juvenil de peregrinos quicos entona cien variaciones de una dulcísima canción religiosa, de sentimentales cadencias celtas, que dejan el alma temblorosamente removida.
La Catedral, tomada por la Guardia Real al completo, recibe su vibrante ofrenda castrense. Desde primera fila saboreamos el inicio, el vuelo y el frenazo final del botafumeiro. Como colofón aparece también por allí la Infanta Cristina a quien Mari Carmen y Maria Rosa estrechan la mano y felicitan por el éxito de la operación de su real padre.
Cumplimos religiosamente los tramites rituales del peregrino: abrazar al Apostol, poner el último sello en la Credencial y recoger la "Compostela".
Y ya en la bulliciosa calle nos encontramos con la hermana de Paco y un extravertido grupo de féminas oscenses, contemporáneas de nuestras respectivas. Parrafada para rato.
Recalamos en el Hostal de los Reyes Católicos, tomando un tentenpié en la recoleta zona del fondo protegida por un visible cartel que indica "Zona reservada exclusivamente para clientes alojados en el Parador". Para no abusar no nos excedemos de dos horas.
Un paseo nocturno por el entorno de la Casa de la Troya y un chocolate con churros -por fin- en el cogollo estudiantil pone punto final a la noche.
Mañana Mari Carmen y Mariano partirán hacia Huesca, donde ya les espera una Primera Comunión y ,de camino, nos dejarán en el aeropuerto.