En "La Vanguardia" de hoy, en un rincón de la página 30, se esconde una humilde necrológica del tamaño mas económico, que a mi me ha emocionado.
¿Por qué?
Por tres razones:
- Quien quiera que sea el autor que la ha encargado y pagado, oculta su identidad o sus siglas.
- No sólo pide oraciones (y más cosas) por los agredidos, sino también por los agresores.
- No insulta a nadie.