-Tu lo que tienes que hacer es montarte sereno, con tranquilidad y que no se dé cuenta el caballo de que es la primera vez que montas. Esto es lo decisivo.
Así y todo el nuevo siguió preguntando, se quedó con el consejo aprendido y poco más.
Al día siguiente, por la mañana, muy temprano, estaban en la puerta, esperando al oficial recién incorporado, un soldado con su caballo y con otra cabalgadura para llevar la maleta. El alférez montó en el caballo y, por lo visto, el caballo se dió cuenta en el acto de que era la primera vez que montaba, porque, sin más, se lanzó a una especie de pequeño trote, con cara de alarma del alférez. El caballo se paró cuando quiso, y se puso a comer en uno de los lados de la carretera..., por más que el alférez tiraba de las riendas inutilmente. Cuando el caballo lo creyó oportuno, se puso de nuevo a caminar por la carretera y, de cuando en cuando, se paraba; luego, daba un trotecito, mientras el jinete miraba a los lados, con cara de susto. En esta situación venía en dirección contraria un equipo de Ingenieros que estaba enrollando un cable, para un tendido de luz. Y entonces los del cable le preguntaron: "¿Tu, a dónde vas?". Y dijo el jinete, con una gran verdad y con una filosofía verdaderamente realista:
-¿Yo? Yo iba a Jaurrieta; lo que no sé es a dónde va este caballo...
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Quizá tambien si a nosotros se nos preguntase de sopetón: "Tú a dónde vas?" podríamos decir: "Yo, yo iba al amor, yo iba a la verdad, yo iba a la alegría; pero no sé a dónde me está llevando la vida"
(Fragmento de una charla para la televisión de Angel Mª García Dorronsoro)
Dedicado especialmente a Paco y Guillermo que hicieron las Milicias Universitarias a caballo mientras José Ramon, José Antonio y yo tuvimos que conformarnos con acémila.