15/6/10

CAMINO DE SANTIAGO ( III )

Once horas en un confortable tren Alvia han sido necesarias para atravesar Cataluña y Aragón, tocar chufa en Pamplona, Vitoria, Burgos y Palencia, merodear por minas de carbón abandonadas en León y Ponferrada y acabar en Monforte de Lemos. Allí, pacientemente, nos espera un minúsculo automotor, una vieja gloria de pretérita modernez. Otra media hora más y este tren, sobrádisimo de metros cuadrados en su pomposa primera clase, única y deslucida, nos abandona en Sarria, muy cerca de Lugo.

Nos quedamos solos, en el extremo sur de un anden solitario. En la lejanía gris del extremo norte bailan, en brasileño tecnicolor, Mari Carmen y Mariano.

Con una cena "comme il faut" damos fin a un miércoles en el que además de contemplar montañas nevadas y muchos molinos de viento, el Barça ha metido una goleada a no sé quien y el IVEX se ha desplomado un dramático 5,40 %.

El tandem Garcés/Gregorio & Acín/Biota está ya en las estribaciones de la ruta jacobea y viene dispuesto a "hacer cima".

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SARRIA - PORTOMARÍN

"La Peregrinoteca" es una tienda peculiar que tiene todo, absolutamente todo, lo que un peregrino novelero puede desear. Es la Royal Geographical Society trufada de Coronel Tapioca, sobre los que tiene dos ventajas:
  1. De madrugada, cuando aun es noche cerrada, los primeros peregrinos ya la encuentran abierta.
  2. Y abierta también la encuentran los que, cuando anochece, se van a descansar.
Es nuestro tempranero punto de partida.

Tras un sustancioso y animado desayuno gallego -fantástica rutina que ya no dejaremos en días sucesivos- Mariano sube con nosotros, por interminables escaleras soñolientas, hasta coronar el pueblo y encontrarnos cara a cara con el rubicundo Apolo cervantino que acaba de ducharse. Un kilómetro más adelante Mariano nos deja. Vuelve atrás para sacar a pasear a su Peugeot Rocinante mientras nosotros tres nos enfrentamos gozosos con una mañana fría y gloriosamente transparente.

Caminamos con alegría desbordante y a buen ritmo por un camino que es una magnífica exposición de luminosos paisajes.

Mucho más adelante, en un aislado bar del camino, inauguramos la sana costumbre, que también hacemos nuestra durante toda la ruta, del reconfortante cafelito de media mañana, esta vez sentados al sol. También al sol, y con ganas de pegar la hebra, está Sandra, una joven catalana reciclada en Madrid que ya lleva 100 Kms. a la espalda. Ingeniero aeronáutico, acaba completar dos años de trabajo en el Aeropuerto de Heathrow, del que se ha despedido para hacer sola el Camino de Santiago y partir temporalmente a una ONG en Costa de Marfil. Destila optimismo. Su partida es todo un espectáculo. Después de cargarse una mochila descomunal inicia el rito de ir colgando, en lugares previamente adjudicados, otros adminículos varios: cantimplora, gafas, Ipod, chubasquero, sombrero, etc. Al arrancar recuerda una guagua dominicana.

Mari Carmen pierde la cartera con su documentación, tarjetas de crédito y dinero. Afronta el percance con toda entereza, tanta que pronto recibe el premio: Mariano la ha encontrado en el coche. El movil hace milagros.

Sobre la marcha y en función de las variables tiempo, hora y cansancio ( y recabando el consejo de otros peregrinos experimentados), decidimos en la distancia el restaurante en el que comeremos. Hay que hacer notar que mientras Mariano vuela en coche, a 100 km/hora por carreteras generales nosotros trepamos por estrechos caminos de tierra por los que circulamos a 5 Km/hora. Conseguir que, sin mapa, a una hora determinada nos encontremos los cuatro en un rincon de la geografía que no conocemos es un arte que Mariano domina con maestría total, sin un fallo, retraso o duda, desde el primer día hasta el último.

El esquema fijo de su técnica, que adorna cada día con imaginativas variantes, consiste en:
  • Cuando salimos, acompañarnos andando un par de kilómetros.
  • Desandarlos para ir a recoger el coche (que ya hemos dejado cargado al dejar el hotel)
  • Ir al pueblo de destino, localizar el nuevo hotel, tomar posesión de las habitaciones y dejar los equipajes.
  • Comprar una batería de periódicos y, si se tercia, ver las noticias en alguna tele.
  • Buscar en coche un lugar próximo al restaurante escogido.
  • Una vez inspeccionado y aprobado escoge entre premiarse con una cervecita o empezar a andar por nuestro camino, en dirección inversa, hasta encontrarnos.
Las multiples despedidas y encuentros que esta mecánica conlleva son espectacularmente efusivos entre Mariano y Mari Carmen.

La entrada en Portomarín, cruzando el Miño sería apoteósica si no acabara en otra interminable escalera rompepiernas.

En la Misa, en la que los Garcés se encuentran con um amigo de Huesca, nos imparten la primera bendición al peregrino.

Cenamos cerca de un animado grupo de ingleses: Junto al pulpo a feira no nos falta de nuevo el caldo gallego.

Nuestro hotel, el Portomiño (Anexo) es un dechado tanto de limpieza (algo común en todos) como de avaricia (que, afortunadamente no volveremos a encontrar). Avaricia de espacio, de toallas, de jabones...

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PORTOMARÍN - PALAS DEL REY

María Rosa se despierta acobardada: llueve a todo llover, con todas las ganas, inconsolablemente. Mirando por la ventana se dibuja en el negro panorama una duda existencial: ¿Donde nos hemos metido? ¿Seguimos?

Tenemos por delante la etapa más larga y cansada. Arranca con una cuesta arriba de 11 Kms. a la que seguirán otras subidas más cortas. Los agoreros pronósticos de la televisión son aun más negros que lo que vemos con nuestros ojos: tiempo muy desapacible y cerradamente lluvioso

Buscamos inspiración en la Plaza de la Iglesia, en donde el Mesón Rodriguez sirve unos desayunos que tiran de espaldas.

Los ánimos crecen y la lluvia amaina.

Bruma, cementerios, cruceros y frío

Mariano aparece, como un milagro, en el camino. Hambrientos comemos en un mesón confortable, con una acogedora chimenea en la que arde la leña: garbanzos, filete de ternera, postre, inconmensurable pan gallego, vino, agua, gaseosa, cafes y un par de orujos de hierbas. ¿Quién dá más y mejor por un total de 40 Euros?

Aterrizamos cansados

A las diez estamos en la cama, viendo la tele desde las almohadas bordadas del Hotel Benilde

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PALAS DEL REY - MELIDE

La lluvia nos obliga a desayunar en una estrecha calle, junto al hotel, en un pequeño bar escondido en un tramo de escalinatas. Grandes zumos de naranja natural, grandes tostadas de pan gallego, buen aceite y grandes cafés. Sólo tiene dos cosas pequeñas: el espacio y el precio. ¡Viva Galicia!.

Salimos por un camino empedrado muy agradable que acaba transformándose en camino de tierra, todavía más agradable. La obscuridad, la lluvia, y el sol se van alternando en espacios de tiempo regulares de 15 minutos. Casi somos multitud, una tropa animosa que, cada vez que empieza a llover, se cubre de impermeables variopintos y eficaces.

En una frondosa hondonada el camino está totalmente anegado. Manos artesanas de cantero montaron hace años, en medio de esta larga laguna, una ondulante senda de grandes piedras separadas y bien asentadas por las que circulamos con cuidado, en larga fila india.

A mitad de camino la lluvia, a la que ya nos hemos habituado, se enseñorea definitivamente del panorama y ya no nos abandonará en toda la jornada. Decidimos seguir de un tirón hasta nuestro destino.

Mariano, como siempre, viene andando a nuestro encuentro.

Hemos de atravesar todo el pueblo a lo largo -¡y qué largo!- para llegar a la Pousada Chiquitín sin comer, tarde y con el pie izquierdo. Sin tiempo para buscar otro pesebre nos quedamos allí, a regañadientes.

Y acertamos. En contra de nuestra primera impresión, nos atienden muy bien. La cocinera nos prepara exquisitas zamburiñas y pulpo con gambas rematado con un irreprochable lacón con cachelos. Y, como fondo musical, un albariño respetable. El hambre bien saciada, una cuenta más que razonable, y un orujo especial, nos reconcilian totalmente con nuestros "pousaderos".

Siesta de pijama, viendo llover a mares.

Al asistir a Misa entierran a Dña. Dolores. Debía ser persona querida porque está el todo Melide.

Nuevamente en la pousada vemos un trascendental partido del Barça, en el que sentencia la liga ganando angustiosamente, mientras el Madrid arrolla por goleada. Tristeza de Mariano, merengue de corazon, y alegría mía como progenitor de un culé fanático .

La puntilla la dá el Huesca perdiendo por 4 - 1, sumiendo a Mariano en la desesperación.

El Telediario comenta que Laureano Molins López-Rodó ha operado de pulmón al Rey Juan Carlos. Ningún Canal explica que, antes que a Juan Carlos, me operó a mi, hace 10 años. Bien es verdad que entonces tampoco dijeron nada.

Coincidimos, por segundo día, con dos matrimonios que hacen el camino como nosotros -uno conduce y tres andan. Tienen dos originalidades: a) por riguroso turno, cada día conduce uno diferente; b) llevan dos coches. Deben de ser ingenieros industriales porque la compleja combinación que explican (movimientos diarios del coche 1 y del coche 2 entre los puntos A, B, C y D, algunos sólo de ida, otros de ida y vuelta, con un viajero, con dos...) es trigonometría pura.

Con la cabeza caliente y lluvia a gogo nos vamos a dormir.